sábado, 10 de enero de 2015

Carta al padre ausente



Papá hoy te escribo esta carta, que quizás nunca me atreva entregarte; pero lo hago desde mi pieza, desde la casa donde vos un día viviste y le dijiste a mi madre que la amabas y a mi que me querías; desde este mismo lugar donde hoy escucho llorar a mi mamá, la madre de tus hijos porque no venís a visitarme y tampoco cumplís con la cuota alimentaria.
Papá…yo te extraño.
Hace unos días pensé mucho en vos…Te acordas cuando jugábamos a la pelota en el patio de casa y vos sin querer le pegaste un pelotazo a la maceta colgante que tenia esa preciosa planta…Pobre perro, pensar que el se llevo las culpas y como nos reíamos cómplices cuando mamá lo retaba y el día que me entregaron el boletín de primer grado; que emocionado estabas ese día, fue una de las pocas veces que te vi llorar.
Vos para mi eras junto a mami lo más hermoso que tenia, estaba orgulloso de ustedes; luego vino esa charla en familia donde le dijiste a mamá que ya no la amabas y a mi me abrazaste fuerte y me explicaste que nuestra relación de padre e hijo seguiría tan fuerte como lo había sido siempre; que deseabas estar solo, pero que volverías siempre a visitarme.
Luego paso el tiempo y cada tanto pasabas por casa; siempre apurado, me dabas un abrazo y te marchabas, mamá siempre te justificaba pobre, ella me decía-debe estar muy ocupado con su trabajo. Es que vive lejos, se mudo a otra Ciudad y cosas así…
Pero ayer mientras caminaba por mi barrio rumbo a la verdulería donde trabajo para llevarle unos pesitos a mi vieja, porque esta todo muy caro viste…La pobre ya no puede con todo y yo realizo lo que puedo, a veces hago los mandados a los vecinos, lo que salga; aunque no lo quieras creer pensaba en vos cuando te vi junto a esa mujer rubia, con dos nenes de la mano. Primero pensé que no eras vos, luego cuando nos cruzamos y vos te hiciste el distraído mirando para otro lado me di cuenta del padre que tenia; un hombre cínico, mentiroso y olvidadizo, tan olvidadizo que mañana voy acompañar al juzgado a la vieja para que te entable una demanda por alimentos como corresponde; pero la peor demanda quedara sin efecto…Ya no te pediré afecto, se que un ser así, tan miserable, no tiene riqueza interior que pueda compartir.

Tu Hijo Sebastiano



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